El próximo año, México será sede de la Copa del Mundo, un evento que no ha ocurrido desde 1986, y que ha despertado una gran pasión futbolística en el país. Sin embargo, en el contexto actual, esta fervorosa afición también ha impulsado un aumento en las apuestas en línea, exponiendo a los mexicanos a nuevos riesgos tecnológicos y de seguridad.
Según Kris Galloway, jefe de producto de iGaming en Sumsub, el mercado mexicano de apuestas en línea tiene un valor estimado de 2,500 millones de dólares para 2025, con aproximadamente 4 millones de jugadores y el 60% de las apuestas enfocadas en deportes. Este crecimiento, sin embargo, también ha traído consigo un incremento en la delincuencia digital: México presenta un nivel de fraude en apuestas en línea que duplica el promedio global, alcanzando un 3% frente al 1.4% mundial.
Un problema adicional es la presencia significativa de plataformas no reguladas, donde los usuarios enfrentan mayores riesgos de fraude. Aunque solo los casinos en línea con licencia vigente de la Secretaría de Gobernación (Segob) pueden operar legalmente en México, se estima que hasta la mitad de los gastos en juegos en línea se destinan a operadores no autorizados. Además, las cifras de Cloudflare señalan que el 95% de los ataques exitosos en México son intentos de phishing, y los casinos en línea figuran entre las industrias más atacadas.
El auge de las apuestas en línea en México, impulsado por la proximidad del Mundial y el interés por el fútbol, ha incrementado también la vulnerabilidad de los usuarios ante ciberamenazas, especialmente en un escenario donde la regulación y la seguridad parecen ser insuficientes para cubrir toda la demanda y protección necesaria.